Sobre Kris

Crecí rodeada de huertos en Hastings, Nueva Zelanda, y toda mi vida he sido escritora. Mi primer trabajo fue de redactora en la radio. Luego hice un viaje a Italia con dos amigas y asistí a la Universidad para Extranjeros de Perugia.

 Mi verdadera historia de amor

 Conocí a mi marido cuando ambos trabajábamos en televisión. Al ser la más nueva de mi departamento, me asignaron una de las dos mesas situadas al fondo, detrás de los archivadores. La otra mesa la ocupaba un fascinante director de telenoticias. El romance floreció detrás de nuestra barricada. Un día nos llevamos el almuerzo al huerto botánico, nos quedamos dormidos al sol y volvimos corriendo al trabajo con horas de retraso y las caras terriblemente quemadas por el sol. Todo empezó así de fácil. No es de extrañar que sea una escritora romántica...

Desde entonces, trabajé durante años en varias agencias de publicidad y luego me convertí en directora de publicidad comercial.

En la actualidad, en un escenario completamente diferente, poseemos nuestra propia empresa de decoración. Es increíble lo que se oye mientras está una encaramada en lo alto de una escalera colgando cortinas, y es tremendamente interesante visitar casas bonitas y hablar con una enorme variedad de personas. Las ideas para mis historias brotan a mi alrededor.

En español y en inglés -

http://dianaalazem.blogspot.com.es/2014/04/los-comienzos-de-kris-pearson.html

 http://issuu.com/romanticasmagazzine/docs/romanticas_-_030/27?e=0

 

Picardía en Wellington. Una serie de libros ambientados en mi ciudad natal.

En ‘La cama del constructor de barcos’, la casa de Rafe en el acantilado está emplazada en una de las colinas más lejanas, con vistas al mar abierto. El estudio de interiorismo de Sophie se encuentra en la calle que hay a la derecha del Estadio (conocido con el cariñoso nombre de “molde de pastel”). Anton y Jetta viven más allá de la zona alta hacia el mar.

 Wicked Wellington

Una hermosa mañana de primavera encima del puerto. Una vista que no está nada mal para acompañarnos en nuestro trabajo. La neblina que se va disipando, un fragmento de ciudad, las casas más antiguas justo enfrente nuestro... y un arbolito que crece felizmente en una de las chimeneas.

 Wellington